martes, 27 de noviembre de 2007

LA EDUCACIÓN ACTUAL


Es bien sabido por todos que a través de los últimos años el Sistema de Educación Pública, personalizado por la Educación Municipalizada, ha venido decayendo permanente y sistemáticamente en todo el país - como en la comuna de Temuco. Prueba de ello es que hace más de 10 años atrás la Educación Municipalizada representaba el 60% del total del Sistema Educativo, hoy en día está reducida a alrededor del 30% en favor de la Particular Subvencionada que se acerca ya al 70%.
Esta decadencia del sistema público de educación ha tenido consecuencias negativas que se observan en todos los niveles, como en todas las áreas del quehacer educativo, produciéndose actualmente un fenómeno solapado de desmantelamiento de esta – en contradicción con el discurso incoherente de las autoridades municipales como de Gobierno y los parlamentarios de la Concertación, los que sueltos de manos presentan la realidad educativa de nuestro país como que vamos por buen camino y han hecho grandes aportes al desarrollo de esta -; cuando en la realidad actual no existen prácticamente diferencias entre la situación de crisis del Sistema Educativo que fue denunciada el año recién pasado por nuestros estudiantes y reconocida por toda la sociedad.
En el contexto anterior, los últimos Gobiernos han responsabilizado a los docentes por los magros resultados que se observan en la educación que reciben nuestros estudiantes y de la pérdida de matrícula año tras año en el sistema municipal – en el caso de la comuna de Temuco más de mil alumnos por año.
Cuando la mirada que hoy tiene el Estado hacia esta es de tipo subsidiario, y no se hace cargo en forma protagónica del desarrollo de la educación. En esta orientación, no se le entrega actualmente al MINEDUC, a los establecimientos y a los docentes, las herramientas y recursos adecuados para la implementación y ejecución de una educación de calidad. Habiéndose producido el rol o función del Estado en forma histórica de encargarse del desarrollo de la Educación en el país, donde se consideraba a esta para todos los Chilenos como un Derecho; por lo tanto, dándosele un carácter de inversión hacia el desarrollo y el bienestar de todos.
Hoy en día la Educación Pública está en peligro de ser aniquilada o exterminada, en favor de la educación privada y pagada, gracias a todos los Gobiernos desde la Dictadura Militar; y el Proyecto de Ley General de Educación del Gobierno de la Concertación y de la Presidenta Bachelet no corregiría y menos solucionaría esta problemática de Educación.
Lo anterior se debela cuando se describen algunos aspectos actuales del Departamento o Sistema de Educación Municipal de la ciudad de Temuco y que es patente en todo Chile - capital de la IX Región de la Araucanía y de la Provincia de Cautín; ciudad que representa más de un tercio de la población regional y que absorbe a la gran mayoría de las actividades productivas, de servicios e industriales de toda la región.
De esta manera es como se explican todas las medidas de recortes presupuestarios que están afectando a los establecimientos, como de funcionamiento y de reducciones de personal, no atención o anulaciones de las funciones directivas, técnicas, docentes y de apoyo docente que se están aplicando en la Administración actual de la Municipalidad de Temuco, como: Varios Establecimientos con Directores provisorios y sin llamar a Concurso por más de un año o sin Dirección provisoria al caer enfermos; Inspectores Generales Designados amigos de los Directores o del Departamento de Educación y sin llamados a Concurso o inexistentes en algunos liceos y escuelas; establecimientos sin Unidades Técnico Pedagógicas (U.T.P.) o Unidades de Orientación, o reducidas estas a unas cuantas horas; jefes de U.T.P. que han visto reducidas sus cargas horarias o de extensión horaria en la función, o que, simplemente, el departamento de Educación Municipal los ha devuelto a hacer clases, dejando al establecimiento sin esta función fundamental de apoyo desde el punto de vista técnico pedagógica; personal docente de aula con horarios de clases asfixiantes que no dejan margen para el proceso de planificación, implementación y recreación de la calidad a lograr, deficitario en número, que recurrentemente no es reemplazado a su debido tiempo o simplemente no se reemplaza quedando los alumnos sin clases cada cierto tiempo; personal Codocente escaso o deficitario para las funciones y mal preparado profesionalmente en las escuelas y liceos; no implementación del apoyo y de la labor de aula, en cuanto a servicios como bibliotecas, equipamiento audiovisual, laboratorios y otros deficitarios o inexistentes en las unidades educativas; sumándose a lo anterior la carencia de medios o servicios básicos permanentes, deficitarios o defectuosos, como por ejemplo la carencia de calefacción de aulas (sobretodo en esta época de invierno de inclemencia); el no cumplimiento de la promesa del Alcalde actual de entregarles la Administración Delegada a las unidades educativas, para no entregar el poder financiero y administrativo que representa el Departamento sobre los establecimientos y que, por otro lado, necesitan imperiosamente los liceos y escuelas municipales para hacerse responsables verdaderamente del desarrollo y de la calidad de la educación que deben de entregar a los alumnos;
Como correlato de todas las aberraciones que suceden en nuestro Departamento de Educación Municipal de Temuko y del Sistema de Educación en general en el país, relacionado con las problemáticas que se observan con los estudiantes, es común escuchar las voces de denuncias de los maestros, los cuáles hacen ver el relajamiento grave que se está dando en las unidades educativas en cuanto a: El régimen académico, donde las varas a lograr para nuestros alumnos son cada año más bajas, reduciéndose peligrosamente en general las exigencias, y haciéndose “fácil” el pasar de curso sin mucho esfuerzo y constancia; del régimen interno de los establecimientos, en cuanto a la falta reiterada a clases y tolerada, los desórdenes y destrozos de la implementación de aulas, laboratorios y otros, como de la infraestructura (es frecuente el gasto para reemplazo de vidrios quebrados); el quebrantamiento o no cumplimiento de normas básicas de convivencia como las agresiones permanentes entre estudiantes dentro y fuera de los liceos, el consumo de tabaco y de marihuana hasta a vista y paciencia de funcionarios de educación y dentro de los límites de estas unidades educativas.
Se suma a lo anterior localmente el anquilosamiento, la carencia de competencias de gestión y de administración en el Departamento de Educación del Municipio, tales como: El excesivo alargamiento en el tiempo de quiénes han ocupado los cargos principales en el Departamento; los que, finalmente, se han transformado en los administradores de la hecatombe que vive la Municipalización en Temuco; las incoherencias presentadas entre la Alcaldía y el Director de Educación Municipal – donde existe una disputa entre ambos, donde se le entregan y se le quitan las atribuciones cada cierto tiempo; la falta de proyectos innovadores, cumplimiento de compromisos, acompañamiento y apoyo de parte del Departamento de Educación en esta área.
En todos estos aspectos es que se ha caracterizado y se caracteriza el Departamento de Educación Municipal de Temuco y de los Equipos Directivos de los establecimientos (Diagnóstico PADEM, 2007 e Informe del Consejo Asesor de Educación Presidencial) en el último tiempo de régimen democrático. Factor directo de la agudización de la crisis del sistema municipal en nuestra comuna este año.
Frente a esta situación, el Alcalde es el principal responsable de darle un rumbo diferente a este situación que se vive en las escuelas y liceos municipales de la comuna; por lo tanto, las próximas elecciones municipales deberían ser distintas en cuanto a las propuestas políticas de quiénes aspirarán a ser la primera autoridad comunal.
De esta forma, se hace insoportable la exigencia de una buena educación de este sistema, más bien, es insostenible el funcionamiento de la Educación Municipalizada mediante las reglas actuales que rigen a esta en todo el país – y Temuco es parte de esto.
Más aún, es un hecho no reconocido y resistido por la Concertación y por la Derecha Política que el Sistema Municipal de Educación es un fracaso, y de que hay que repensar un sistema distinto que supere los vicios y errores que padece el actual sistema de educación en nuestra comuna y en el país.

LAS FORESTALES



Los dirigentes de las comunidades mapuches, hoy en conflicto, no se cansan de afirmar frente a la postura del gobierno de dar soluciones parches, que el problema de las tierras no es de unas cuantas comunidades sino de todo la etnia, que vive en la miseria y en la marginalidad. La situación que afecta a los mapuches, ciertamente no es un problema que se resuelva con medidas de asistencia pública, ni con la caja chica. El problema indígena se viene arrastrando desde hace mucho y las políticas erradas sólo han profundizado el drama que viven miles de mapuches, tanto en regiones, como en las ciudades, donde llegan buscando salir de la pobreza y sólo encuentran los peores empleos, malos sueldos y discriminación. Como culpable directo de las condiciones de vida que sufren los mapuches se ve a las forestales, las que siguiendo la lógica del capital han ido expandiéndose y concentrando más territorio en unas pocas empresas y aun menos grupos económicos. Una de las medidas gubernamentales que favoreció la expansión de territorios en manos de las forestales, así como la concentración de estos territorios en pocas manos, fue la aplicación en 1974 del Decreto Ley 701, que bonificó y subsidió la adquisición de terreno para el uso forestal. Según información proporcionada por Conaf a Sergio Gómez y Jorge Echeñique (1), hasta diciembre de 1985 se habían bonificado por forestación 417.873 hectáreas, que representaban el 71 por ciento del total plantado por el sector privado en el período 1975-1984. Los subsidios entregados por el gobierno dictatorial al área privada para que adquiriera terrenos y los forestaran llegaron entre 1975 y 1985 a 62,2 millones de dólares, comprendiendo plantación, administración de superficies plantadas, subsidio a podas, entre otros. Incluso, reduciendo a un 50% los impuestos a las utilidades que percibían estas empresas. Subsidios que no sólo estaban destinados a fortalecer la empresa nacional, ya que incluso la tierra era vendida a extranjeros con subsidios del Banco Central (Capítulos XVIII y XIX) (2). Para el economista Hugo Fazio (en su Carta Económica del 14/3/99), la expansión de los territorios destinados al negocio forestal, así como la concentración de la propiedad, "guarda mucha similitud con lo que se denominó históricamente, la acumulación originaria del capital", lo que "ha sido un hecho determinante para que las comunidades mapuches hayan perdido cerca de la mitad de las tierras que tenían hace un cuarto de siglo". En Chile se ha producido en las ultimas décadas una modificación muy profunda en la estructura de la propiedad y en la estructura de producción en el agro. "Si se toma como referencia los censos de 1976 y 1997, en el caso del trigo el área sembrada registró un caída de 29%, mientras en el maíz el descenso alcanzó a 21%. En cambio, en el mismo lapso, el área forestal aumentó en 53% para totalizar 1.677.000 hectáreas" a fines de 1997, señala el economista del Cenda. Sin duda, los mayores beneficiados con esta política fueron dos grupos económicos, los mismos que hoy concentran más del 50 por ciento de la producción y la exportación maderera y sus derivados en el país: los Grupos Angelini y Matte.


El grupo Angelini


El grupo Angelini tiene presencia predominante en los rubros pesqueros, forestal, de los combustibles y de los seguros. Es el área forestal uno de los rubros donde tiene mayor predominancia, al ser dueño de Celarauco (en partes iguales con el consorcio norteamericano International Paper), Aserraderos Arauco y Forestal Cholguán, a través de las cuales el grupo controla más del 30 % de las plantaciones forestales que hay en el país. Sólo Celarauco, tiene poco menos de 500.000 hectáreas de plantaciones forestales, superando en un 66% las tierras que se encuentran en manos de las comunidades mapuches. Angelini fue uno de los grupos más favorecidos por la dictadura, pudiendo adquirir a precio de liquidación las plantas de Celulosa Arauco y Constitución, al quedar nuevamente en manos del Estado luego de una privatización fracasada. De la misma manera se adjudicó en 1985 el control de Copec, tras la reprivatización hecha por el Estado. "En la década de los setenta, Copec fue privatizada entregándosele al grupo Cruzat-Larraín, experiencia que terminó en un fracaso debido al manejo especulativo que le dio el grupo a las inversiones de Copec, llevándolo al colapso. La intervención estatal en esos años no tuvo más objetivo que salvaguardar de la quiebra a empresas de grupos económicos" (3).


El grupo Matte


Forestal Mininco hoy en medio del conflicto pertenece al grupo Matte, siendo controlada a través de su principal conglomerado, la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), la que maneja además en el área forestal un 100% de las empresas Aserraderos Mininco, Servicios Forestales Escuadrón Ltda. e Inmobiliaria Pinares Ltda., y con una participación cercana al 82% en las empresas Sociedad Forestal Crecex S.A., Forestal Río Vergara y Agrícola y Ganadera Monteverde. A fines de 1997, las plantaciones forestales del grupo Matte eran un poco menos de 20% del total nacional. Otra empresa que tiene presencia, aunque menor, en el rubro es Forestal Terranova (de capitales suizos), con Andinos S.A., con una exportación forestal de un 3,1 a nivel nacional. Sólo estos tres conglomerados controlan más del 53% (Estrategia, 5/05/98) del total nacional de la producción y la exportación forestal del país. Su principal ventaja competitiva en el mercado extranjero, según Hugo Fazio, es "el menor plazo en que son explotables en el territorio nacional determinadas especies forestales", comparando "los 20 ó 25 años que demora la rotación de los bosques de pino radiata (o insigne) en Chile, frente a los 35 ó 70 años de EE.UU. y los países nórdicos". Hoy, estos grandes conglomerados forestales ya no pueden expandirse más en nuestro país, debido a la limitada masa boscosa con que cuenta y a la existencia de la Ley Indígena que impide la venta de las tierras indígenas a personas de otra etnia. Esta es la razón de los planteamientos que ha hecho el Instituto Libertad y Desarrollo, insistiendo hasta el cansancio, a través de su principal vocero, El Mercurio, en la necesidad de modificar esta ley en el sentido de que les permita a los indígenas, mapuches principalmente, vender e hipotecar sus tierras, argumentando que de esta manera podrían vender parte de sus predios o adquirir créditos con qué financiar la producción de sus tierras. Lo cierto es que la expansión está llegando a su tope. Así lo indican la compra de terrenos que estos grandes conglomerados han realizado en el extranjero, principalmente en Argentina, Uruguay y Brasil. La Conadi, desde que está en vigencia, hace cinco años, ha comprado a particulares cerca de 71 mil hectáreas y a pesar de que se ha planteado que el compromiso adquirido con el ex Presidente Aylwin en el Acuerdo de Nueva Imperial (que gestó la Ley Indígena y la Conadi), era de la adquisición de 100 mil hectáreas, sólo las reclamaciones de propiedades de las 14 comunidades de la zona de Arauco, Tirúa, Cañete y Lleu Lleu alcanzan a las 55 mil hectáreas. Cantidad que representa apenas un 3,9 por ciento del 1.525.940 (El Mercurio, 25/04/98) de hectáreas que poseen las compañías madereras entre la Octava y la Décima regiones. Hoy se escuchan voces del empresariado que argumentan de que el terreno no es apropiado para los cultivos tradicionales y que lo mejor es que los mapuches se conviertan en "empresarios forestales". Cabe preguntarse: ¿cuánta responsabilidad tiene el gobierno frente a la pobreza del suelo y su incapacidad para otro tipo de producción agrícola, que hoy es utilizada como excusa? Para Hugo Fazio, el problema no es sólo económico: es un problema nacional y así debe ser encarado. "A nuestra manera de ver, esto no se resuelve a través de medidas de tipo parcial. Es decir, pueden resolver una determinada situación concreta pero el problema como tal va a subsistir". (...) "... que por lo tanto aquí exige que se tomen resguardos para esta minoría respecto a las tierras en su poder. Hay que tener presente que la lógica del capital tiende a destruir. Si se deja al capital operar libremente. la destruye, porque van a ir absorbiendo paulatinamente esas tierras".

lunes, 26 de noviembre de 2007

LA URBANIZACIÓN (1930-2007)


Después del desastre de Curalaba en 1598, los conquistadores debieron abandonar Angol y las demás ciudades que habían fundado al sur del río Biobio. La formación de una frontera en este río permitió a los mapuches mantener su independencia y autonomía hasta bien entrado el siglo XIX, cuando el Estado chileno comenzó la conquista de los territorios indígenas. El auge de las exportaciones de trigo exigió nuevas tierras de labranza lo que estimuló la expansión de la frontera agrícola. Así, surgió la necesidad de integrar esta región a la nación lo que impulsó al Estado a iniciar la denominada “pacificación de la Araucanía”. De este modo, el ejército chileno comandado por Cornelio Saavedra traspuso la frontera del Biobio e instaló una nueva línea defensiva en el río Malleco, que incluyó la refundación de la ciudad de Angol el 7 de diciembre de 1862.
En 1881, el ejército chileno adelantó su línea defensiva hasta el río Cautín donde, el 24 de febrero, Manuel Recabarren fundó la ciudad de Temuco, la que rápidamente se transformó en un importante polo de atracción y desarrollo de servicios y equipamiento de una rica zona agrícola, forestal y ganadera. Desde entonces, su desarrollo urbano ha sido vigoroso. Entre 1885 y 1896 la ciudad prosperó vertiginosamente, incentivada por una migración compuesta por más de ocho mil colonos de nueve nacionalidades, especialmente de chilenos, españoles, franceses y alemanes que aprovecharon los valiosos recursos naturales que ofrecían los territorios ocupados. Pronto comenzaron a formarse los primeros barrios de Temuco: Santa Rosa y Pueblo Nuevo estuvieron ligados al desarrollo de los ferrocarriles y la Maestranza; la Avenida Alemania y el sector Dreves se constituyeron producto de la parcelación de algunas quintas de colonos alemanes, mientras que Pichicautín y el sector estación cobijaron a la clase obrera. Se construyeron también los primeros edificios públicos y se consolidaron las calles Bulnes, Montt, Prat, Portales y Rodríguez. Desde mediados de la década del setenta hasta comienzos de los noventa del siglo XX, Temuco aumentó su población por medio de una intensa migración desde los sectores rurales, quienes llegaron a la ciudad con la esperanza de encontrar una mejor calidad de vida. Así, en las últimas décadas del siglo XX surgieron los edificios en altura, las calles se llenaron de automóviles y de locomoción colectiva. En este contexto, en 1983, la municipalidad intentó controlar el vertiginoso crecimiento de la ciudad mediante un plan regulador que impuso normas de construcción, edificación y urbanización de la ciudad. Actualmente, con su acelerado crecimiento, Temuco se ha transformado en un centro urbano de vital importancia para el desarrollo del comercio y la economía regional
.

Una inversión de 47 millones de dólares ha posibilitado la instalación de seis empresas, el proceso de construcción de dos más y el avance en obras de urbanización.
La satisfacción que dejan los logros alcanzados a seis años de la creación de este polo de desarrollo en La Araucanía, se evidenció entre los empresarios y propietarios del Parque Industrial al dar a conocer los avances de la iniciativa, destacándose la inversión de Louisiana Pacific en la zona.
Entre los asistentes que participaron de esta reunión estuvieron el Intendente de la IX Región, Eduardo Klein; los embajadores de Nicaragua, Luis Wong Chang; Guatemala, Antonio Castellano; Honduras, Francisca Martínez; Costa Rica, Edgar García; y El Salvador, Aída Minero.
Asimismo, se contó con la presencia del Alcalde de Lautaro, Renato Hauri; el Presidente del Parque, José Miguel García; el Presidente de CorpAraucanía, Lorenzo Dubois; el Director Ejecutivo de CorpAraucanía, Diego Benavente; la Gerente del Parque Industrial, Vivianne Brellenthin; el Gerente de Centec, Ramón Navarrete; el Secretario General de la Sofo, René Araneda; el Presidente Asimca, Jorge Lagos; el Gerente de la ACHS, Rodrigo Munita; y gran parte de los empresarios propietarios.










sábado, 24 de noviembre de 2007

LA OCUPACIÓN DE LA ARAUCANIA


En 1861, el presidente José Joaquín Pérez Mascayano inicia la ocupación de la Araucanía (denominada en los documentos oficiales chilenos como pacificación de la Araucanía), zona que comprende los terrenos ubicados entre los ríos Biobío, por el norte, y Toltén por el sur. Fue un proceso de invasión militar y aculturación de los territorios mapuchesautónomos por parte del estado chileno. Se prologó durante casi toda la segunda mitad del siglo XIX.
En estas tierras habitaban más de 180 mil indígenas, compuestos por los pueblos pehuenches y mapuches. Dicho territorio se había mantenido rebelde a partir de la denominada Guerra de Arauco ante el dominio español durante la Conquista deChile y todo el período colonial de Chile, en la llamada Guerra de Arauco, sin que ningún bando venciera claramente.
Luego de la independencia de Chile
, ya en el período republicano, se ordenó la celebración de un parlamento general con los mapuches que habitaban al sur del río Biobío, con la finalidad de acordar el estatuto que regularía las relaciones entre la naciente república y el pueblo mapuche; realizándose así el Parlamento de Tapihue en enero de 1825
. Sin embargo posteriormente sucedieron diversos hechos que obligaron al estado chileno a destinar recursos a la zona de la frontera.
Además, durante la Revolución de 1851
, el general José María de la Cruz, líder del movimiento golpista, reclutó a varios loncos mapuches y sus clanes para alzarse en armas contra el gobierno, esto lo pudo lograr gracias a la relación de amistad que mantenía el general con los caciques, entre ellosColipí. Cuando su insurrección fue aplastada por el general Manuel Bulnes, los caciques en vez de rendirse junto a De la Cruz se replegaron a la frontera junto con varios miembros descolgados del antiguo ejército, dedicándose al pillaje y al robo de ganado, por los siguientes 4 años. Esto motivó al gobierno a movilizar al segundo batallón del segundo de línea, hasta enero de 1856.

El gobierno de Chile toma la decisión de ocupar efectivamente la Araucanía cuando aparece en la zona, el año 1861, el francés Orólie Antoine de Tounens, intentó crear el Reino de la Araucanía y la Patagonia y se autoproclamó rey, tomando el nombre de Orélie Antoine I.
De esta forma, las autoridades deciden aplicar el plan propuesto por el General de Ejército Cornelio Saavedra Rodríguez
. Dicho plan incluye no sólo acciones militares, sino además la penetración pacífica de los territorios, mediante el traspaso de la cultura chilena al otro lado de La Frontera. Se busca fundar ciudades, construir obras públicas tales como caminos, telégrafos, y crear escuelas y hospitales.
En poco tiempo, Cornelio Saavedra puede ocupar la zona que va hasta el río Malleco
, lugar donde refunda la ciudad de Angol, y los fuertes de Mulchén y Lebu, en 1862. Por el territorio costero, alcanza a avanzar hasta el río Toltén. Esta primera ocupación se lleva a cabo con relativamente poca resistencia, pero luego se produce una sublevación de los mapuches que habitan las cercanías del río Malleco, bajo el mando del lonco
Quilapán.
La Guerra del Pacífico
significó que las fuerzas del ejército de Chile se concentraran en este conflicto en particular, situación que fue aprovechada por los mapuches para lanzar nuevos ataques a los puestos ubicados en las zonas fronterizas. Esta nueva sublevación ocurrida en 1880 se materializa en pérdidas para ambos bandos. Pero, una vez finalizada la guerra que enfrenta a Chile contra Bolivia y Perú, el ejército instruido por el gobierno de Domingo Santa María retoma en forma vigorosa la campaña de incorporación de la Araucanía. Quien está a cargo de anexar el territorio restante es el Coronel Gregorio Urrutia
.
En su campaña de carácter punitivo, erige diversos fuertes, llegando hasta la zona donde se encuentra el Lago Villarrica
y refundando la ciudad del mismo nombre. Además, se fundan los fuertes de Carahue, Lautaro, Pillanlelbún, Temuco y Nueva Imperial, y se producen terribles pérdidas en vidas a las tribus que habitaban en sus proximidades, muchas matanzas fueron realizadas. Se estima que al menos 10.000 indígenas fueron muertos en las escaramuzas lanzadas por el ejército chileno. Todo esto obligó a los sobrevivientes a escapar a la zona precordillerana habitada por los pehuenches, pueblo que ya compartía sus costumbres y con el que se fusionaron. Se puede decir que en esta etapa concluye realmente la Guerra de Arauco
como tal, después de más de 300 años de conflictos.
Esta etapa contempló la ocupación total de la Araucanía y su consolidación. De ese modo, el gobierno chileno llevó finalmente a cabo uno de sus principales proyectos de Estado, anhelado incluso desde la época de los españoles, quienes en el período colonial no lograron instalarse ni explorar la Araucanía.
Los vencidos fueron reubicados en "reducciones", es decir, terrenos comunitarios de extensión reducida para que practicaran sus actividades ganaderas, donde permanecen hasta hoy. En los territorios ocupados se les entregaron tierras a colonos chilenos y europeos, principalmente alemanes y franceses.
Durante los siglos XIX y XX, los mapuches sufrieron un cierto grado de discriminación y estigmatización por parte del criollo durante su proceso de integración a la sociedad chilena, que solo los confinaba a participar en ciertas áreas laborales. Esto persistió hasta bien entrado en los años 60. Durante la década del 70 y del 80 esta situación comenzó a revertirse.
Ya en el siglo XXI los mapuche se han integrado decisivamente a la sociedad chilena, sin distinciones, contribuyendo al desarrollo del país desde diferentes ámbitos, tanto económicos, culturales y deportivos. Son orgullosos de su pasado ancestral y su cultura es parte integral del patrimonio cultural chileno enseñándose en las escuelas como parte de su legado cultural su idioma, el mapudungún
. Es así, como los mapuches han sido reconocidos como pueblos
originarios, pero a pesar de esto aun están dentro de las comunidades más pobres de Chile. Igualmente persiste en algunas comunidades mapuches cerradas el trato distintivo hacia el chileno-no étnico a quienes llaman huincas, dichas comunidades viven en sociedades relativamente aisladas en sus reducciones indígenas con sus propias leyes.
Destaca igualmente que algunas organizaciones mapuches han solicitado autonomía y/o reivindicaciones de sus tierras ancestrales
a los gobiernos de la Concertación
; sin embargo dichas solicitudes no han estado exentas de conflictos y polémicas.

viernes, 16 de noviembre de 2007

LA GUERRA A MUERTE


Don Benjamín Vicuña Mackenna consagró este nombre, proveniente de la tradición militar independentista. Después de la derrota de las fuerzas realistas (españolas) en Maipú, un grupo de sus oficiales rearmó tropas en la zona de Arauco y comenzó una guerra de guerrillas contra el ejército chileno. Se la denominó “a muerte” justamente por no ser una guerra convencional y ocurrir por bando y bando todo tipo de crueldades.

Después de Maipú, una parte del ejército se dispersó por los montes y zonas cercanas del valle central confundiéndose con el campesinado y otra al mando de Osorio se retiro al sur de. Chillán había sido siempre una ciudad realista, y en general la región era propicia para organizar una resistencia, mientras se esperaba nuevos refuerzos del Virreinato del Perú. Apareció al poco tiempo Vicente Benavides, un contradictorio personaje que llegó a ser el caudillo de todo este período de guerra. En 1819 amenazó la ciudad de Concepción, donde fue detenido por Freire, retirándose luego hacia Arauco para reorganizarse. Benavides levantó montoneras en que participaron los mapuches, atacando San Carlos, Quirihue y otras localidades cercanas de Chillán. El gobierno de O`Higgins `preparaba la expedición al Perú y no tenía cómo apoyar al ejército del sur que comandaba Freire. Una ofensiva de Benavides derroto al ejército chileno en Pangal, al norte del río Laja, y en Tarpellanca, en el mismo río. En este último combate fue hecho prisionero y muerto el Mariscal Alcázar y más de veinte oficiales chilenos. A principio del mes de Octubre de 1820, Benavides ocupó Concepción y, ante el avance realista, abandonaron los criollos patriotas la ciudad de Chillán. Se envió un nuevo ejército bajo las órdenes de Joaquín Prieto y el 10 de Octubre de1821, en Vegas de Saldías, cerca de Chillán, fue derrotado Benavides. La historia que sigue está llena de pintoresquismos y es ampliamente conocida. Benavides se embarcó en un lanchón rumbo al Perú, siendo traicionado en Topocalma (Colchagua), de donde fue conducido a Santiago y ajusticiado públicamente.

Tales fueron los hechos de esta última fase de las guerras de la Independencia. Oficiales españoles derrotados se refugiaron con alguna tropa en
el sur de Chile y levantaron a los mapuches recurriendo a los antiguos tratados suscritos en los parlamentos. El conflicto asumió el estilo de las guerras fronterizas, en que más que enfrentarse ejército regulares, chocan grupos paramilitares, montoneros, guerrillas y grupos desesperados. El estilo cambia. Ya

no es Chacabuco y Maipú, donde ocurrían en forma más sucia. El pillaje, el incendio, el robo y el saqueo, la sorpresa y las emboscadas, eran los métodos de una guerra llevada a cabo no por ejércitos modernos, sino por campesinos, ex soldados, bandidos y personajes fronterizos aunados en un extraño afán de mantener el statu que colonial. Los mapuches fueron actores principales de este escenario.

Frente a la contiendas, los mapuches se dividieron de acuerdo a sus tradicionales conflictos. Los abajinos (Colipí y Coñoepán) pactaron con los chilenos, apoyándolos activamente en la guerra.

Se alió con los españoles, en cambio, la mayor parte de la araucanía, luego de un parlamento en Chillán, 1813, al cual asistieron caciques de la costa, pehuenches, arribanos, boroanos, cuando desembarcó Gainza en Arauco, conboco a un parlamento general que se realizó el 13 de Febrero de 1814. Se rearfirmaron los antiguos parlamentos realizados con la corona, en los cuales se reconocía la Frontera del Bio- Bio y la Independencia de la araucanía. Con esas seguridades, los mapuches respetaron los pactos y, cuando fueron llamados a luchar al lado del rey, así lo hisieron.

El papel jugado por los frailes y curas en este período fue muy importante. Siendo paridarios fanáticos del rey, se dedicaron a hacer propagandas entre los mapuches, y aunque no tenían plena acogida entre los indígenas, eran conocidos y poseían influencia entre comerciantes, lenguaraces capitanes de amigos, comisionados de naciones y toda esas amalgamas de personajes que vivía en las fronteras de Magin .

Los frailes del colegio de Chillán, propaganda fideil, fervientes partidarios del rey, educaron a muchos hijos de caciques. Concretamente sabemos que, en esos años, dos hijos de don Francisco mariluán se encontraban allí estudiando, y el cacique de Victoria tenía buenas relaciones con los padres franciscanos. Lo mismo ocurría con los caciques pehuenches, ya que los frailes poseían en la

Precordillera, serca de Santa Barbara una misión y escuela para niños indígenas, y por tanto tenía estrecho contacto con ellos. Aunque no logran convertirlos plenamente a la religión católica a lo meno tenía influencia política, y en esta ocasión la supieron emplear.

Junto a Mangin (mañil) y Mariluán, participaban en los realistas los caciques de la costa, Huenchuquir Lincopi. Cheuquemilla, los pehuenches Martín Toriano y Chuica, los de Truf-Truf y Maquehua, Calvuqueo y Curiqueo, Juan Neculmán y los

Boroanos.

En los relatos de estas historias de combates ha quedado grabada su ferocidad y crueldad, que en general la historiografía achaca fundamentalmente a los mapuches. En la batalla de Tarpellanca fue derrotado el mariscal Alcázar por las tropas de Benavides, cuyo contingente era principalmente mapuche. Mientras las fuerzas chilenas vadeaban el río Laja, fueron sorprendidas por los realistas dirigidas por Picó, oficial español. Al mismo tiempo Mañil incendiaba el poblado de los Ángeles. El mismo Vicuña Makenna, sitando el archivo del ministerio de guerra.

Se puede comprender la ferocidad del combate y las razones del incendio de los Ángeles. Alcázar se rindió en Tarpellanca, y al día siguiente fue lanceado junto a todos sus oficiales. Se dice que un tal Catrileo habría sido quien ejecutó la sentencia. Era una guerra en que se mezclaban las venganzas por los castigos que acostumbraba el ejército de la frontera – del cual Alcázar era uno de sus más viejos oficiales – y las rivalidades entre los grupos mapuches. Entre los chilenos quedo la imagen de la crueldad y la fiereza indígena, que cierta o no fue un factor muy importante en las guerras del siglo XIX.

Benavides fue derrotado en las vegas de Saldías. Los oficiales españoles Picó y Senoseaín mantuvieron las montoneras, luchando sin tregua durante otra temporada en que se enfrentaban principalmente mapuches contra mapuches. Finalmente los realistas capitularon, aunque durante un largo periodo van a continuar las guerras de las montoneras. La guerra se trasladó a la altura de Chillán (San Fabián de Alico), donde los hermanos Pincheira, aliados de los oficiales españoles, se mantuvieron aún por varios años antes de rendirse a las armas chilenas.

En enero de 1825 se reunieron los mapuches y el ejército chileno en parlamento en la localidad de Tapihue, luego donde se realizaban parlamentos desde el tiempo de los españoles.” Mariluán aseptaba la tregua y reconocía el nuevo sistema de gobierno y Barnechea (capitán chileno) reconocía a los araucanos a nombre del gobierno, los mismos derechos de los demás chilenos “(Guevara) en 1819 don Bernardo O¨Higgins había dictado un decreto por medio del cual se transformaba a los indígenas en ciudadanos de pleno derecho, para terminar con la situación el que “nacían esclavos, vivían sin participar de los beneficios de la sociedad y morían cubiertos de oprobio y miseria”. Este decreto fue valido para los indígenas del norte (picunches) que fueron reducidos a pueblos de indios, rematadas sus propiedades y luego absorbidos por el sistema de haciendas, tanto que a mitad del siglo ya era indistinguibles del resto de los campesinos chilenos.

Pero en el territorio mapuche del sur el decreto fue impracticable y , como veremos mas adelante, solo dio origen arisputas por tierra. en la medida que los mapuches aceptaron las pases pero no se sometieron al ejército chileno, se mantuvo el statu que traicionaron. La frontera seguía siendo –en general-Bio-Bio; se mantenía un ejército de línea acantonado en Concepción y Chillán se refundo el fuerte de Arauco y posteriormente los Ángeles y otras poblaciones al sur del Río Laja. El camino entre Concepción y Valdivia bordeaba la costa y era de mucha peligrosidad ya que no siempre los costinos, tiruanos, y del Budí estaban dispuestos a otorgar pasos libre.

La sociedad mapuche se vio convulsionada por la guerra de la Independencia. Los costinos perdieron muchas vidas y bienes ya que la lucha mas violenta se dio en la actual provincia de Arauco. A partir de entonces este grupo se mantuvo aliado a los chilenos. A consecuencia de las leyes liberales anotadas entraron muchos colonos de Concepción, comprando tierras y desplazando a los mapuches de su territorio. Cuando Domeyko viajo en 1849 por esa zona encontró solo cuatro caciques en las localidades cercanas a Lanalhue. El resto se había visto despojado de sus tierras.

En 1842 comenzó la explotación del carbón en las minas de Lota, transformando en asalariados mineros a los mapuches en proceso de mestizaje. A partir de ese momento, este sector de la sociedad mapuche se mantuvo al margen de los conflictos.

Los pehuenches de la cordillera fueron derrotados junto a los Pincheira y también establecieron la paz con el ejército chileno su participación fue escasa en los conflictos de la segunda mitad del siglo, aunque tomaron parte en las alianzas entre pampinos y arribanos.

Diferente fue la actuación de los arribanos. Mangin se levantó como el jefe de la agrupación tanto por el papel jugado en la guerra como por no haber capitulado frente el ejército. Reforzaban su prestigio dos hechos significativos, que ya hemos señalado: su alianza con Calfacura en el lado Argentino y haber liquidado a Colipí, el jefe abajino. Dice en un escrito el coronel penquista José Maria de la Cruz (1850).

Colipí, según se ha relatado, murió envenenado Coñoepán viajó a Argentina acompañado de algunos montoneros y los boroanos hasta ser derrotados y muertos- posiblemente- por Calfacura y los pampas. Los abajinos por lo tanto se desmembraron en diversos grupos locales sin liderasgos claro. En las guerras posteriores participaron de diversas alianzas, aunque tendían a mantener buenas

relaciones con el ejército chileno. Los arribanos, en cambio, se consolidaron dominando sin contra peso en la sociedad mapuche las décadas siguientes.

La historia chilena contemporánea estará marcada en cuanto al problema indígena por estos modelos antinómico ”el heroico araucano” y “la guerra a muerte” la constitución de la sociedad requiere de antecedentes de historia, de pasado ideológico. De allí está “la sangre araucana” derramada en defensa de la libertad, cuyo color se expone en la bandera patria. La primera experiencia del encuentro con los heroicos antepasado es traumática; están en el bando contrario y se comportan salvajemente, para la mirada chilena criolla. Surge el estereotipo: son bárbaros son salvajes, sus costumbres son degradantes, son borrachos y no les gusta el trabajo para la guerra no son tan valiente como crueles. Llegará el momento en que el país santiaguino civilizado, culto gritará unánimamente: ¡acabad con ellos! Y el estereotipo se mantendrá hasta hoy: flojos, borrachos, lentos y lerdos. No nos podremos explicar por que gente de estas características mantuvieron a raya a los tercios de España y el glorioso ejército chileno durante tantos años.

Barros Arana que no tuvo simpatía especial por los mapuches, caracteriza este

periodo y expresa el sentir chileno:

(El sur) fue teatro de atroces depredaciones, asesinatos, violaciones raptos de niños para llevarlos en cautiverio y un saqueo general de los habitantes.

Santiago se sintió sorprendido y golpeado por las noticias e informaciones que llegaron del sur acerca de la guerra con los mapuches. La imagen de ladrones se expandió por la sociedad chilena y el desprecio al salvaje guió y guía las relaciones entre ambas sociedades.

Está contradicción acerca de los araucanos de ayer y de hoy se va a reflejar en la historia chilena. Los primeros tomos de las “historias de Chile” llenan sus páginas las Caupolicanes, Galvarino y Lautaro. De improviso desaparesen los habitantes del sur de Chile, y algo se nos dice acerca de la llegada de colonos que vienen a ocupar esas tierras vacías. Los araucanos parecieran no haber existido durante el siglo XIX. Barros Arana no los nombra más que como fuerzas auxiliares depredadoras de Benavides y sus secuaces. Don Francisco Antonio Encina los ignora totalmente, al igual que toda la historiografía escolar que ha seguido esta agua. La ocupación de la araucanía, episodio de la mayor trascendencia en la historia nacional del siglo XIX, no ocupa ni tres líneas de estas historias generales. La matanza de indios que implico el avance del ejército chileno mas aya del Bio-
Bio, se enfrentaba al mito de origen de nuestra nacionalidad. Era como asesinar al ancestro. La sangre araucana origen de nuestro carácter libertario, era derramada por los hijos de los caupolicanes. La ideología fue simple y eficiente: negó la existencia del hecho.”la ocupación de la araucania se hizo sin costo de vidas humanas” ; “el alcohol había degenerado a esa valiente raza y ya no era ni la sombra de lo de antes” “se trataba de un pequeño de salvajes que ocupaban esas tierras y fue suficiente mucho mosto y mucha música – poca pólvora – para persuadirlos de que eran chilenos los territorios y las cosas habían cambiado”. Pasado glorioso y presente silenciado a sido la característica del tratamiento contemporáneo de la cuestión indígena, originado en el mismo momento en que se produce la Independencia de Chile y surgen las dos situaciones históricas descritas en este capitulo

LA GUERRA DE ARAUCO


Cuando los conquistadores, dirigidos por Pedro de Valdivia, llegaron a la región del BíoBío tenían un vago concepto sobre la belicosidad de los indígenas, pero debido a sus experiencias en México y Perú esperaban un pronto y fácil sometimiento por las armas de estos pueblos a la corona y su posterior evangelización.
Sin embargo, no fue así; los conquistadores se enfrentaron a los mapuches, quienes plantearon una dura oposición, a la que más tarde se asociarían los Huilliches, Picunches y Cuncos, colocando en los más duros aprietos la colonización. Los mapuches ya habían enfrentado unos 80 años antes a los incas comandados por Túpac Yupanqui en la zona del río Itata y los habían derrotado en la llamada Batalla de las Lunas.
Según varios cronistas españoles, y la posterior tradición popular chilena, los mapuches ("gente de la tierra" en idioma mapudungún) no se amedrentaban, luchaban aun en la noche, altamente organizados, aprendían rápido como enfrentar a los españoles, y eran un pueblo cohesionado en su espíritu guerrero. Consideraron que el comportamiento del conquistador podía llegar a ser despiadado, ambicioso y cruel con sus enemigos, y que podría mirar al indígena como un ser inferior, invadiendo sus ancestrales tierras y ocupándolos en labores agrarias y pesadas, contraponiendo sus intentos de evangelización a tradiciones. Estos conceptos se resaltan en la obra epica "La Araucana", escrita a principios de la colonia por Alonso de Ercilla.
Estas razones ocasionaron una reñida guerra de guerrillas, sin mostrar un vencedor evidente, pues tan feroz fue la resistencia mapuche que los conquistadores se vieron obligados varias veces a despoblar y a retirarse de las zonas territoriales indígenas.
Hubo más de un momento en que la colonización de Chile estuvo a punto de detenerse.
La Guerra de Arauco fue un quebradero de cabezas para los reyes Carlos V, Felipe II, Felipe III, Felipe IV y el Virreinato del Perú, por su irresuelta situación constante en el tiempo, su alto costo pecuniario y de vidas.
Hubo muchos combates en que alternativamente la victoria se pasaba de bando en bando. Asimismo hubo intentos de paz y períodos de paz aparentes seguidos de largos períodos de estado de guerra. Los españoles se convencieron finalmente de que cualquier intento de paz era inútil y que sólo obtendría la victoria por la fuerza.


Las pestes tales como el tifus, la viruela y otras enfermedades, afectaron gravemente a los indígenas, entorpeciendo su participación en la guerra. La guerra se fue desgastando en el último tercio debido al mestizaje entre los ibéricos y mapuches, ya que el indígena se suponía que tenía predilección por las mujeres españolas y los conquistadores españoles no tenían muchas mujeres consigo. En el fondo, los hombres de ambos bandos secuestraban a las mujeres del enemigo. Por eso es que es difícil hallar una "raza" pura o predominante en Chile.

Suele indicarse como fecha de inicio de este conflicto la Batalla de Reinohuelén, librada en 1536 entre parte de la expedición de Diego de Almagro y un cuerpo numeroso y bien organizado de soldados, en la confluencia de los ríos río Ñuble e Itata, pero históricamente se asume que se inició con Pedro de Valdivia en 1544 con la Batalla de Quilacura.
Su término es, sin embargo, más difuso. Si bien a partir de 1609 cada gobernador de Chile celebraba "Parlamentos" con los caciques mapuches, en los cuales se discutía la mantención de la tregua entre ambas partes, los enfrentamientos fueron numerosos y no terminaron completamente hasta 1881, con el proceso conocido como Pacificación de la Araucanía.
En 1544, Pedro de Valdivia envió al capitán Juan Bautista Pastene a reconocer el litoral sur en los buques San Pedro y Santiaguillo. Zarpó desde Valparaíso y tocó tierra en la bahía de San Pedro, en Concepción, y en Valdivia, tierra bautizada en honor del capitán general. Luego volvió a Valparaíso.
Con ciudad de Santiago, que había sido destruida el 11 de septiembre de 1541 por el cacique Michimalonco, y también para aumentar el territorio de su jurisdicción, Valdivia resolvió comandar personalmente una expedición terrestre hacia Arauco. Ésta partió en 1546 con 60 jinetes más indios auxiliares, y alcanzó el río Biobío, donde fue atacado por mapuches. Viendo que le sería imposible continuar con tan escasas fuerzas por un terreno tan hostil, Valdivia decidió replegarse, sin embargo, la guerra continuó, producto de que Valdivia instalaba ciudades en territorio araucano con el objetivo de someterlos. Finalmente Lautaro decidió asesinar a Valdivia, y en la el objeto de dar seguridad a la Batalla de Tucapel, el gobernador fue arrestado y muerto por los indígenas.
El ataque español rompió la primera línea mapuche, pero la acción de la tercera agrupación mantuvo la posición de los indios. Luego, las alas de esas agrupaciones atacaron los flancos de los conquistadores, y la cuarta agrupación los atacó por la espalda. Luego de varias horas de combate, sólo una pequeña parte de los españoles logró retirarse. En este combate Villagra estuvo muy cerca de ser capturado.

A pesar de esta nueva victoria, Lautaro no pudo aprovechar su ventaja una vez más debido a las celebraciones y creencias de su pueblo. Cuando finalmente pudo llegar a Concepción, esta ya había sido abandonada. Luego de quemarla, no pudo seguir atacando los fuertes restantes, pues la campaña se dio por terminada y los guerreros se desmovilizaron.
En Santiago, Villagra reorganizó sus fuerzas, y ese mismo año, 1554, marchó nuevamente a Arauco y reforzó los fuertes de Imperial y Valdivia, sin ser molestado por los mapuches, que hacían frente a su primera epidemia de viruela, traída por los españoles. En 1555, la Real Audiencia de Lima dispuso que se reconstruyera Concepción, lo cual se hizo bajo el mando del capitán Alvarado.
Lautaro atacó Concepción al saber que estaba siendo reconstruida, en diciembre de 1555, con 4.000 guerreros. Puso sitio a la ciudad, el cual fue tratado de romper por Alvarado, sin éxito. Sólo 38 españoles escaparon por mar de la nueva destrucción de la ciudad.
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Luego de las acciones en el Biobío, Lautaro planeó una ofensiva contra Santiago, la cual contó con escaso apoyo entre sus pares, aunque igual logró reunir alrededor de 600 hombres. En octubre de 1556 alcanzó en su marcha hacia el norte el río Mataquito, donde destruyó un campamento fortificado, en Peteroa. Desde ese lugar realizó reconocimientos hacia Santiago.
En Peteroa rechazó a pequeñas fuerzas españolas que lo atacaron, primero al mando de Diego Cano y luego del mismo Francisco de Villagra. Lautaro entonces se retiró hacia el río Itata, hasta donde fue seguido en 1557, aunque en una hábil maniobra estratégica, En vez de enfrentar a los españoles, los dejó pasar y luego marchó a Santiago nuevamente.
Pese al secreto con que los mapuches marchaban, el cabildo de Santiago supo de su avance y envió una pequeña expedición a detenerlo, mientras se avisaba a Villagra que regresara a la ciudad. Las fuerzas españolas se reunieron y, presumiblemente por la traición de un mapuche, tuvieron conocimiento del dispositivo del campamento de Lautaro. El 29 de abril los conquistadores atacaron por sorpresa en su campamento en Mataquito desde los cerros de Caune, obteniendo una decisiva victoria, ya que Lautaro fue asesinado en ese combate.


Las hostilidades volvieron junto con la llegada del reemplazante de García Hurtado de Mendoza, Francisco de Villagra. Puntualmente se gatillaron con el asesinato del encomendero Pedro de Avendaño y otros tres españoles en julio de 1561, a quienes los indígenas odiaban por sus malos tratos y su cruel rechazo hacia los mapuches. Apenas se difundió la noticia por las huestes mapuches iniciaron un nuevo levantamiento general de mayor fuerza que los anteriores


En 1564, Pedro de Villagra, primo del fallecido Francisco de Villagra fue nombrado gobernador interino. Ya con experiencia en la guerra se abocó a ganar tiempo con los indígenas tratando de hacer las paces, aunque presentía una tensa situación. Por tanto tomó medidas para resguardar los emplazamientos ya realizados. Conocía que uno de los objetivos indígenas era sitiar Concepción y se hicieron los preparativos para soportar un largo sitio.
Justamente como lo presentía Villagra, los mapuches construyeron un pucará en Lebotacala a algunos kilómetros de Concepción. Luego de un breve combate logró desbaratarlo, pero fue informado de una concentración de 3.000 indios comarcanos al mando de un cacique de nombre Loble que estaba casi a las puertas de Concepción, el cual ya había vencido a las tropas del capitán Francisco de Vaca. Además, el cacique Millalelmo atacó y venció las tropas de otro capitán español, Juan Pérez de Zurita, en una ciénaga a dos leguas de Concepción.
Ambos combates habían mermado considerablemente la guarnición de Concepción. Los sobrevivientes que llegaron a Santiago no pudieron hacer que el Cabildo fuera en auxilio para romper el cerco que se tendía en Concepción. Por su parte, envalentonados por las victorias obtenidas, algunas tropas mapuches resolvieron destruir Angol antes de marchar a Concepción.

Felipe II, rey de España, tenía un panorama muy complicado de lo que ocurría en Chile. Sus opiniones se basaban principalmente en lo que reportó García Hurtado de Mendoza, quien conceptuaba a los antiguos conquistadores como ineptos y sin prestigio. Por otro lado la guerra contra los naturales ya se había prolongado demasiado tiempo a un costo muy alto en vidas ibéricas. Por tanto creó la Real Audiencia que no era otra cosa que una junta de testigos directos con cargo de gobernadores para Chile y que tenían como misión reportar al rey la situación real de lo que ocurría en Chile.
Los oidores llegaron en agosto de 1567, instalandose en Concepción y no en Santiago como se esperaba. Estas autoridades venían acompañadas de Alonso de Reinoso quien resultó muerto cuando llegaba a Concepción al hundirse su nave, escolta de la de los oidores.

Esperaban que Bravo de Saravia, su presidente, se les reuniese pronto y enajenaron de su cargo sin mayores consideraciones a Rodrigo de Quiroga quien ejercía como gobernador interino.
Al igual que García Hurtado de Mendoza, los Oidores quisieron establecer relaciones de paz con los naturales rebeldes pero los capitanes Juan Godinez, Alonso Ortiz y Bernal del Mercado les hicieron darse cuenta de la gran dificultad que esto implicaba, ya que los síntomas de una nueva rebelión se habían hecho notar y quedaron en prepararse para entrar en acciones ofensivas.
En efecto, los indígenas habían construido un pucará en un cerro cercano a Cañete y estaban reuniendo tropas para la guerra.
Bernal de Mercado, el capitán vencedor de Angol, sitió dicho fortín iniciando las acciones y destruyendo el emplazamiento no sin antes tener algunas pérdidas, pero los rebeldes pudo escapar merced de la difícil topografía del terreno.
En este punto los Oidores cometieron desatinos increíbles: despojaron del mando al general Martín Ruíz de Gamboa y al capitán Bernal del Mercado, despojando de toda iniciativa al suplente capitán Avendaño.
Empezando 1569, Melchor Bravo de Saravia, llegó del Perú y puso un poco de orden en la confusión producida por sus subordinados. Designó nuevamente a Martin Ruíz de Gamboa como general, a Bernal como maestre de campo y a Avendaño como capitán.Al igual que sus predecesores había pensado en hacer la paz pero rápidamente se dio cuenta de lo inútil debido a que las actividades belicosas de los indígenas ya impedían trabajar en las minas, además se impuso de que los mapuches conducidos por Millalelmo y Longonabal nuevamente habían construido un pucará admirablemente situado en el cerro de Catiray en el valle de Lincoya

CURALABA Y EL NACIMIENTO DE LA FRONTERA


El 21 de diciembre de 1598, estando en La Imperial con sus fuerzas reunidas recibió un aviso de que el fortín de Longotoro en Purén había sido asaltado y exterminado el contingente. Resolvió salir desde La Imperial rumbo a Angol con una exigua fuerza de 50 soldados y alrededor de 300 yanaconas. Se le había advertido de los síntomas evidentes de rebelión y que los indígenas huilliches estaban al mando de los caciques Anganamón y Pelantarú. Un cacique amigo llamado Naucopillán advirtió a uno de los capitanes de Oñez de Loyola del peligro para que desistiera del viaje o bien aumentara sus fuerzas a lo que el gobernador se negó, ignorando las advertencias, quizás pensando que una mayor fuerza visible sería confundida con una de las temidas expediciones punitivas de Sotomayor por los indígenas.
A dos jornadas resolvió acampar en Curalaba, a orillas del río Lumaco prescindiendo de toda medida de precaución de avance en territorio enemigo: no apostó guardias, no reconoció los alrededores y permitió a su gente vivaquear y dormir tranquilamente.
En la noche del 23 de diciembre de 1598, tres escuadrones indígenas conducidos por Anganamón, Pelantarú y Gauiquimilla se acercaron al campamento español y esperaron la amanecida. Cuando se tocaba la diana, los indígenas cayeron sobre el campamento y la contienda se trastocó en una carnicería salvaje. Oñez de Loyola solo alcanzo a defenderse bravamente pero cayó abatido junto a sus capitanes, perecieron la totalidad de los yanaconas, 48 españoles incluido el gobernador que fue decapitado, extraído su corazón al igual que Valdivia y su cráneo llevado como trofeo de guerra junto a los de sus soldados.
Solo salvó un soldado, Bernardo Pereda, que se refugió en unos matorrales haciendose el muerto. Llegó a La Imperial dos meses después prácticamente en los huesos para contar lo sucedido al gobernador. Oñez de Loyola, gracias a su ingenuidad pasó a ser el segundo gobernador muerto por los naturales.
El desastre de Curalaba encendió la guerra de Arauco con una fuerza incontenible en toda la región, las consecuencias de esto fueron la destrucción de Valdivia, el despoblamiento de la ciudad de Arauco, la destrucción de Villarrica y Santa Cruz, los sitios de Angol y La Imperial que finalmente tuvieron que ser abandonadas, la destrucción de Boroa, Quilacoya y Osorno.
Chillán fue atacada el día 9 de octubre de 1599 resultando muertos 4 españoles y llevándose los indios 30 mujeres y niños. La cifra total de muertos ascendía ya a 200 españoles, siete ciudades arrasadas, sitiadas o despobladas. En esta etapa de la guerra se apuntan casos de españoles pasándose al bando indígena para ir a ofrecerse como esclavos. Los mapuches fortalecieron su alianza con los

huilliches, formando una fuerza coherente que atacó en forma metódica los asentamientos hispanos. El panorama era mucho más grave que en los tiempos de Valdivia.

EL MESTIZAJE

Entre los grupos estaban los indios, mestizos y negros. Los indios que convivieron con los conquistadores pronto asimilaron sus costumbres y aprendieron y cultivaron el idioma y la religión. También se mezclaron con ellos, naciendo el grupo de los mestizos, los que con el tiempo vivieron principalmente en el campo, trabajando en las haciendas, además de trabajar en las minas.

También aunque en poca cantidad, existió el grupo social de los negros, los que eran empleados para el servicio doméstico o como capataces de campo.

La llegada de los españoles a Chile, trajo consigo la unión con los aborígenes, dado que en un principio fue escasísimo el número de mujeres venidas con los conquistadores, siendo esta unión aprobada tanto por el gobernador y por la Iglesia representada por los misioneros. De esta manera se fue formando lo que sería la raza chilena.

Al principio, se dio en gran medida la poligamia, tomando cada varón el número de mujeres que fueron de su agrado, llegándose incluso a una época en que la mujer nativa prefería el hombre español por sobre el aborigen. Las indias eran las encargadas de cuidar a sus hijos y sólo en casos excepcionales el hombre las ayudaba, produciéndose de esta manera que se tuviera una cantidad apreciable de hijos como los 50 que según cuenta la historia tuvo Francisco de Aguirre, destacado personaje de la conquista. En todo caso también debemos señalar que en la formación de esta raza, otro elemento participativo fue la unión de indios con las mujeres españolas y luego mestizas que tomaban como rehenes en sus acciones belicosas. Poco a poco de una u otra forma se fueron estructurando las familias.

LAS ENCOMIENDAS



La monarquía trató de limitar el derecho sucesorio en la encomienda que la convertía en una institución vitalicia. Sin embargo, después de la rebelión de los encomenderos del Perú, aceptó la transmisión familiar a cambio de limitar el derecho a tres generaciones. La necesidad de disponer de combatientes en las incursiones de la guerra de Arauco hizo que se ofreciera a los hijos de los encomenderos de la provincia y de las provincias vecinas la posibilidad de prorrogar una generación el derecho sucesorio, siempre y cuando permanecieran combatiendo durante cuatro años.Cuando la institución de la encomienda se extendió en Chile en la segunda mitad del siglo XVI, se había abolido ya la prestación personal por las Leyes Nuevas de 1543, siendo reemplazada por el tributo indígena, servicio en producto o dinero, impuesto sobre los indígenas que se hacían responsables colectivos del pago y cuya cuantía dependía del número de tributarios. Las audiencias tasaban el tributo y entregaban carta reservada a los caciques, jefes indígenas, para que organizaran las actividades. Desde 1560 los corregidores de indígenas ejercían de cobradores del tributo, formado en su mayor parte por maíz, trigo, papa, coca, ovejas, cerdos, rara vez plata. El pago en moneda y la retribución de la mita supuso un cambio radical en los usos locales, al introducir a los indígenas en una economía progresivamente monetarizada, la cual rompía la secular unidad de autoconsumo. A pesar de los cambios introducidos por el emperador Carlos V, las condiciones de la Gobernación de Chile propiciaron que por algún tiempo en esta región de América, en particular en la zona de la cordillera andina, subsistiera la prestación personal. La tradición inca de la mita consistente en el trabajo obligatorio por turno, común en la región comprendida al norte del río Biobío en la etapa prehispánica, facilitó su traslación a la sociedad colonial. En el año 1575 se instauró en los dominios de las Indias.Los capitanes de mita se sirvieron de la población autóctona para explotar los recursos que tenían al alcance e incluso la Corona recurrió también a repartimientos de indígenas para su empleo en trabajos públicos. Pese a recomendarse que el pago a los indígenas mitayos fuera vigilado por funcionarios que evitasen abusos, éstos no dejaron de producirse a la vez que se estipulaban bajos salarios y se obligaba a aquellos a efectuar largos desplazamientos que originaban el desarraigo de la población y, en consecuencia, la disolución de familias.

lunes, 12 de noviembre de 2007

LOS HABITANTES Y EL TERRITORIO ANTES DE 1550


El pueblo mapuche, es originario de América del Sur. Se encuentra asentado desde sus orígenes, en la zona que hoy ocupa la zona central de Chile y las provincias argentinas de Neuquén, Río Negro y parte de Buenos Aires.

Cuando los conquistadores hispanos llegaron al sur del continente en el siglo XVI, encontraron una ' numerosa población -alrededor de un millón de personas-, que se autodenominaban "Mapuches". Sin embargo, a pesar de tener una lengua común, se podían distinguir varios grupos, de acuerdo a la región geográfica que habitaban, Huilliches en el sur, Picunches al norte y Pehuenches al este

Los relatos de la época, recuerdan que los antiguos mapuches tenían buenos conocimientos, sabían nombrar las estrellas, los pájaros, las aves, los animales, los insectos y hasta los peces del río y del mar. Conocían las plantas y árboles, y hasta las piedras tenían sus nombres.

La vital relación con la tierra se refleja claramente en su cultura, y allí se destacan los nombres que describen los distintos lugares que habitan, y que luego se transformaron en nombres y apellidos.

La Cordillera de los Andes -Pire-Mapu o Piren-, (tierra de las nieves), es el territorio por excelencia del pueblo Mapuche. Esta gran muralla jamás pudo separar a este pueblo, que siempre vivió recostado sobre sus laderas y en ellas busco y busca los medios de subsistencia

Se calcula que la población originaria de Chile a la llegada de los españoles, Diego de Almagro (1536) y Pedro de Valdivia (1541) y sus gentes, era de casi un millón de habitantes: entre Arica y el río Loa 10.000; en Atacama 4.000; entre el río Copiapó y el río Choapa 25.000 y en las cercanías del río Itata y el río Toltén 450.000; entre el río Toltén y el río Bueno 120.000 y 30.000 en la Isla de Chiloé; los Archipiélagos Australes otros 15.000. Total 799.000 habitantes aproximadamente.

Podemos observar que el grupo que habitaba lo que hoy es novena región de la Araucanía representó el 56%, o sea los mapuches representaron más de la mitad de la población originaria existente en Chile a la llegada hispana. ¿Por qué?

Porque habitamos una de las zonas geográficas donde la naturaleza es a la vez tremendamente castigadora de los humanos con sus volcanes y erupciones que arrasan, con glaciares y ríos que desbordan y con terremotos que cambian el relieve, pero es a la vez tremendamente generosa abundante en bosques , con variados animales, frutos, semillas, aves, ríos y océano con peces, mariscos y algas. Sin dudas los mapuches, pehuenches y huilliches aprendieron a convivir con la naturaleza protegiéndose en sus creencias frente a las calamidades y tomando lo que ella les daba para su subsistencia y reproducción.